miércoles, 30 de junio de 2010

Bilis Club Estatutos y Membresía (Julio 2010)

Estatutos y fin social para conocimiento de los miembros de la Directiva del Bilis Club, socios y de los aspirantes que acrediten los méritos suficientes.

Junta Directiva
Presidente Honorario: D. Santiago González
Socio Fundador: Alfredo García Francés
Tesorera y Dirección Técnica: Dª Ostra
Vocero: El Vocero

Socios por orden de antigüedad

Nº 1 D. Perroantonio
Nº 2 Dª Sol
Nº 3 Monsieur de Sans Foy
Nº 4 Sr. Navarth
Nº 5 Dª Oriana Fallacimendia
Nº 6 D. Parmenio
nº 7 Dª Menda
nº 8 D. Terly
nº 9 Dª Nazaríes
nº10 D. Love de Pega
nº11 D. Amanuense
nº12 DªRosa Araúz
nº13 Dª Orquídea
nº14 DªVicky, antes Dª I'am
nº15 D. César

Propuestos para el ingreso

Dª Candela
D. Alberich (reclama cargo)
Dª Catalina
D. Uno que arregla zapatos
D. Bwana
Dª Lully
Dª Pala Labra
D. Rostro Pálido
D. Pon! (candidato+joven)
D. Gorka Taplines
D. Belisario
D. Iojanan
Dª Natalia Pastor
D. Hatoros
Dª Jerusalem
Dª Martha Colmenares

Fin social y estatutos

Recordar y honrar la memoria de la tertulia del Bar “La Concordia” y de sus socios, agrupados en el “Bilis Club” bilbaíno. Esta asociación fue fundada por mi padre, el Dr. José Luis García Espinosa, y acogió un grupo de sus íntimos amigos, todos de reconocida y probada mala leche.

Tuve el dudoso honor de ser nombrado socio honorario de dicho Club a la edad de 9 años y, aunque no se recuerda el motivo concreto, según parece, a tan tierna edad ya apuntaba maneras. Gracias a este privilegio, cualquier propuesta de ingreso no prosperará con mi veto.

La creadora del LOGO del Bilis Club ha sido Dª Ostra y todos los socios, simpatizantes y aspirantes a la membresía están obligados a felicitarla por su mucho arte.

Monsieur de Sans Foy, lleva meses trabajando incansablemente en la creación de un HIMNO que, estoy seguro, tanto por su música como por su inspirada letra, todos entonaremos con orgullo en futuras tenidas.

NOTA

Tendrán preferencia para el ingreso en el Bilis Club las damas sobre los caballeros, valorándose especialmente los coechos en forma de favores libidinosos y toda clase de prestaciones sexuales a los miembros, nunca mejor dicho, de la Junta Directiva.

En el caso de los caballeros postulantes, por favor, no se equivoquen, los sobornos para la Junta deben ser obligatoriamento en forma de licores y vinos añejos, jamones ibéricos de pata negra y otros regalos de marca, salvo petición expresa a sensu contrario.

Felicidades a los nuevos miembros y miembras y, especialmente, a los miembros del Jurado.

martes, 29 de junio de 2010

Premios I y II Encuentros de Poesía y Relato Eróticos


Los ganadores del año 2009

D. Terly en Poesía
Dª Nazaríes en Relato

y

Los ganadores del año 2010

D. Love de Pega en Poesía
Dª Amanuense en Relato

Por sus méritos literarios y por decisión del jurado de esta edición han sido admitidos como socios del Bilis Club.


Los citados pueden copiar este enlace de tan distinguido Club y pegarlo en sus blogs, lo encontrarán en la columna derecha del blog Club Encuentros. Enhorabuena.

TE SIENTO...


Por Titi Pérez

Acurrucada en mi soledad me abstraigo de mis afanes
Tu mirada visita mi ser
revoloteando en mis pensamientos
Me dejo llevar arrullada por la afonía y la penumbra
Anudando cada caricia con el presente,
Ansiando con frenesí
La calidez de vestirme con tus brazos y sentirme en casa.
Venzo mis ojos con dilación,
Perdida sin tus manos, sin tu piel
Mis dedos desesperan y no encuentran ni un pedazo de ti
Mis sentidos cubiertos de memoria te sienten y saben que allí estas,
Tu aroma vuela a través de mares y montañas
me alcanza
me toma con certeza y suavidad
Susurra en mi oído canciones de amor
que acarician mi sombra.
Te siento.
Mi cuerpo resurge al toque de tu piel desnuda rozando la mía.
Te abarco todo con el baile de mis muslos y caderas...
Tu jadeo en mi cuello,
Labios que se juntan
Movimientos al compás de mi latido precipitado,
Tu mirada, la mía,
traspasan nuestras almas mas veloz que el deseo.

Gracias, Dª Titi, por su amable colaboración.

lunes, 28 de junio de 2010

Fallo de los II Encuentros de Poesía y Relato Erótico

Felicidades a los ganadores y mi agradecimiento a todos los participantes por su colaboración. Mención especial merece la desinteresada y cuidadosa evaluación de los jurados. En breve serán entregados los premios del 2010, además de los pendientes del 2009. Ha sido un placer editar sus trabajos.


Poesía

Ganador

Love (3,88)

Finalista

Marina y Javier (empate 3,5)

Mención

Kaisser (3,38)




Relato

Ganador

Amanuense (4,38)

Finalista

Rosaida (4)

Mención

I’am y Nazaríes (empate 3,88)


NOTA DE LA ORGANIZACIÓN.

Las obras publicadas en los II Encuentros han sido calificadas de 1 a 5 por dos jurado cuyas valoraciones se han promediado. Han puntuado cuatro apartados: Estilo y Gramática, Originalidad Argumento, Erotismo, Reglas Concurso. No ha sido necesario usar el voto de calidad del organizador. El Club Encuentros no mantendrá correspondencia sobre los fallos.

sábado, 26 de junio de 2010

¿Sabes que me arañarás los muslos con tu cara sin afeitar?

Por Dª Nazaríes

Te esperé en la cama con mi piel como abrigo, perfumado el cuerpo para que te sintieras en el paraíso. Deseaba algo diferente, pretendía que no actuaran tus manos, sólo tu boca y que cambiaras tus dedos por tu lengua, que me calcinase tu aliento. Ansiaba notar tu cara sin afeitar arañando mis muslos y que tus tórridas palabras me hiciesen vibrar entera.

Pretendía que mi cuerpo se alzara de la cama con cada caricia de tus labios y que mordieses dulcemente mis pechos, ambicionaba que nuestras bocas se enlazaran como flexibles enredaderas. Pero, sabía que tú decidirías.

Deseaba abrir los ojos pero no podía, jadear me ahogaba y de mis entrañas salían hondísimos suspiros. Me revolvía desesperada de tanto placer y el sudor caía en cascada de mi frente, cuando, lo adivinaste, tu boca se afanó en separar los labios de mi sexo buscando clava tu lengua en mis adentros.

Sentí brotar de entre mis piernas un manantial de jugo hirviente cuando la explosión de placer sacudió mi cuerpo. Apreté tu cara contra mí y sentiste como mi orgasmo quemó tus labios, mientras, quejidos de placer rompían mi boca para excitarte.

Me abrazaste para que mi pobre cuerpo estremecido dejara de temblar y quedé feliz, adormecida entre tus brazos, sintiendo tus murmullos en mi oído...

Te entregué lo que te pertenece. Sólo a tí. Dueño mío.

Finalizan los II Encuentros de Poesía y Relato Eróticos

Estimados amigos, hoy sábado terminan los II Encuentros de Poesía y Relato Eróticos con la publicación del relato de Dª Nazaríes que, por razones de organización, permanecerá colgado hasta la publicación de los ganadores en ambas modalidades.

Esta mayor permanencia en su exposición a la lectura no le supondrá beneficio alguno en cuanto a la puntuación que le otorguen los jurados. Para conocer mejor a la autora pueden pinchar en el enlace.

Mucho éxito y un saludo muy cordial a todos.


Club ENCUENTROS

viernes, 25 de junio de 2010

El internado o que nunca falte el bollicole

Por D. JuanK

En aquellos momentos a solas en mi dormitorio, pensando sobre los últimos meses, me parecía increíble todo lo que había sucedido. Recordé los primeros días en el internado... sola... subiendo la escalinata de la entrada... leyendo mi nombre en la lista... entrando en la clase y, por fin, metiéndome en aquella triste y oscura habitación donde, en compañía de otras dos chicas, iba a pasar el resto de mis años escolares.

Pero al pasar las primeras semanas, Lorena y yo... las novatas del curso, entablamos una amistad... sí, a base de melancolía, recuerdos, tristezas, lloros... que hicieron forjar nuestros debilitados corazones. Aunque no estábamos en la misma habitación ni cursábamos el mismo año, siempre coincidíamos en algún lugar... el comedor, el jardín... hasta que llegó el gran día. Era casi de noche, todos se habían ido ya a sus habitaciones. La rutina diaria me llevaba hacia la mía... estaba triste y preocupada... esa tarde no la había visto pero, al pasar frente a la biblioteca, vi que Lorena estaba allí. Mi corazón dio un gran latido... corrí hacia ella... la abracé.

Mi niña... qué mal lo he pasado... sin poder hablar contigo, sin oír tu voz.
Y así nos quedamos unos minutos... Lore sentada, yo detrás suya acariciando sus rojizos cabellos. Pero enseguida se puso de pie y me llevó hasta un oscuro rincón. Empujándome contra la estantería se quedó frente a mi. Sin decirme una sola palabra, comenzó a desabrochar torpemente mi blusa... ansiosa de hallar mis pechos que estaban tersos y duros para ella.

Los besó con deseo mientras, metiendo la mano por debajo de mi falda, llegó hasta mis ya mojadas bragas las cuales bajó y rápidamente… aprovechando que yo no podía mover los brazos ya que me los había anulado al desbrocharme la blusa. Introdujo certeramente sus deditos en mi peludo coño lo que provocó un gran alarido que fue acallado rápidamente por sus labios. Lo que pasó después en su habitación... imaginaros.

jueves, 24 de junio de 2010

UNA NOCHE CUALQUIERA o lamidas, lengüetazos, chupadas y penetraciones

Por D. Chinaski

Los gemidos se confundían con el crepitar de la madera al arder. Junto a la chimenea, sobre una alfombra, dos cuerpos desnudos estaban entregados al ritual del amor en un sesenta y nueve perfecto. Ella lamia sin descanso un erecto pene, que a duras penas conseguía meter en su boca. Entre lamida y lamida emitía suaves gemidos y se afanaba nuevamente en un frenético sube y baja de su boca.

El, agarrado a sus nalgas, separándolas para tener una mejor perspectiva, paseaba su lengua entre labios, clítoris y ano. De vez en cuando, la lengua convertida en falo, entraba en la vagina recorriendo sus paredes y provocando nuevos gemidos a pesar de que ella tenía la boca llena con su pene. Ninguno de los dos se percató de que yo estaba mirando la escena. Mi liviano camisón no fue obstáculo para que mi mano comenzase a dirigirse a mi sexo. Me estaba calentando. Recordaba ese pene. Me dio muchos momentos de placer en otro tiempo.

Mi primo Fran fue quien me inicio en los ocultos placeres del sexo en mi adolescencia. Recordé los momentos en que, acostados en su cama me enseñaba a acariciar su pene, mientras el estrujaba y chupaba mis generosos pechos. Recordé como me decía - No debo penetrarte – mientras sus dedos acariciaban mi sexo y hurgaban en mi ano con pequeñas presiones hasta que conseguían entrar en el. Recordé el día en que me puso de rodillas, a cuatro patas y después de lamer mi sexo y masajear mi otro agujero, me penetró muy despacio sin producirme ningún dolor y agarrándose a mis pechos, inicio un movimiento con sus caderas que hizo que me corriese a la vez que lo hacía el. Durante unos años disfrutamos de buen sexo.

Al cambiar de postura, Fran me vio y se quedo mirando, invitándome sin pronunciar palabra. Al ver que nos observaba, pensé que se podía cumplir un antiguo deseo. Sonia, mi pareja, me había dicho alguna vez, que no le importaría probar a mantener sexo con otra mujer. No lo pensé y llamé a mi prima – Ven Laura –

Se quedo un poco cortada, estábamos desnudos y Sonia, después de mirarme y aceptar la situación se levantó a buscarla. La cogió de la mano, la atrajo hasta donde estaba yo y sin darle tiempo a reaccionar, la besó con dulzura, apenas rozando sus labios. Yo me acerqué por detrás y las abrace a las dos. Le quite el camisón, y mi pene quedo encajado entre sus nalgas mientras le daba suaves mordiscos en el cuello.

Los tres estábamos muy excitados y ellas decidieron empezar solas. Se tumbaron en la alfombra, se acariciaban. Sus lenguas buscaban rincones ocultos que lamer. Me puse junto a ellas y al percatarse se dedicaron a mi. Sonia se sentó a horcajadas sobre mi pene después de haberlo estimulado con la boca durante un rato. Laura, mi prima, se arrodilló, dejando sobre mi cara el espectáculo de su sexo y sus nalgas. Los saltos de Sonia sobre mi pene me llevaban al borde del orgasmo. Mi boca y mi lengua, chupaban sin descanso el sexo de Laura. El orgasmo de Sonia no tardó en llegar, mientras acariciaba los pechos de Laura, su espalda se arqueó y empezó a temblar visiblemente. Me costó no acabar en ese momento.

Noté gran cantidad de flujo en la vagina de mi prima, a la vez que estimulaba su clítoris con la lengua. Su orgasmo surgió a continuación. Me costaba respirar mientras ella se frotaba contra mi cara. Cuando terminaron, las dos me miraron sonriendo. Les hice ponerse a cuatro patas, una junto a la otra. Yo apenas podía aguantar la excitación. Las fui penetrando alternativamente con movimientos rápidos y cuando estaba a punto de correrme, les hice volverse hacia mí. Me derramé sobre sus caras en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Pudo ser una noche cualquiera.

miércoles, 23 de junio de 2010

Con el Jefe o dándolo todo por la empresa

Por Dª Soledad Doumer

Llegué a la oficina de mi Jefe un tanto dispuesta a todo. Hacía meses que trabaja con él y un sentimiento me atraída de tal manera que ante la mínima intención me entregaría por completo.

Él me esperaba en su oficina con su saco puesto, su corbata y sus anteojos colgando. El lugar formal, serio y distante.. Yo con mi pollera corta, mi camisa blanca y mis tacos que hacían ver mis piernas un tanto más tentadoras que lo de costumbre. Me llama a su despacho, entro a tomar nota de una misiva, y lo veo sentado en un sillón leyendo algo.

Me pide que la alcance uno de los libros que está en la biblioteca que está justo a su espalda. Ingenuamente me acerco y saco de la biblioteca unos de los libro que me pide, en el momento que levanto mis brazos hacia el mismo, su mano se desliza entre mis piernas y todo lo que venía sintiendo en estos días, se desploma y hace que ese ser se apodere de mí. Comienza tocando mis nalgas, luego mis piernas, mi sexo y lentamente me saca mis bragas, luego me abraza, me besa, me toca y como me toca, ay… como me toca.

Se separa un momento y me mira como extasiado y allí comienza la locura. Vuelvo a buscar el libro y esta vez, se pone debajo de mi y comienza a besarme , mi conchita se pone como loca, es tal la sensación y las ganas de que me penetre, mi cuerpo se contrae y se enloquece, grito, siento y me muero de ganas de que posea, acabo, acabo y vuelvo a acabar. Y su lengua dentro de mi hace que siga y siga y nunca termine de gozarlo.
Me pide que me mueva y me acuesto sobre el escritorio, para esto saca del cajón del escritorio una pija plástica de unas dimensiones espeluznantes. La llena de vaselina y yo acostada sobre su escritorio lleno de papeles y comienza a penetrarme despacito con el glande de plástico y mi concha se la come, uauh, como se la come, toda y pide más , más como si fuera un chupetín y disfruta, como disfruta esa conchita puta y como disfruta mi jefe poniéndola y sacándola, no puede creer que semejante cosa entre allí.. Y mi cuerpo se desliza y va y viene y grita como loca y disfruta como loca.

Y sus ganas surgen y me tira sobre él en el sillón, intento subirme pero no puedo, no llego a su pija, y después de semejante pedazo, hay que tener algo grande. Sus ganas son tantas que se muere por acabar dentro de mí. Se tira al piso y comienza el movimiento y allí empieza a sentirme y me deslizo y me pide que me saque todo, que quiere ver mis tetis.
Y me dice: _Cogeme, cogeme.
Y grita: _Yegua, Puta y se enloquece.
Y desde arriba me deslizo lentamente para adelante y para atrás y su rostro se torna con una expresión de placer y disfruta y me siento sobre su vientre y voy para arriba y para abajo y él se deleita con mi cuerpo y yo con su glande y es tan fuerte la sensación y tantas las ganas de poseerlo que muero por estar con él, me puede…
Y si pienso que hace unos cuantos meses que no tengo una pija así dentro de mí , real de carne y hueso (bueno de hueso nada) todo carne. Y disfrutamos y gritamos y mucho movimiento y placer y de golpe la explosión y me llena de leche, siento que salen litros y litros y su acabada fue tan grande que no se si es un pendex porque sentía que no acababa nunca de acabar.

Y grita y disfruta y su rostro se transforma y el piso de su oficina se llena de leche que da vueltas. Me agarra y quedamos tirados en el piso disfrutando el momento y luego de unos instantes nos ponemos de pie, rápidamente me visto y me pongo a tomar nota y seguir con mi trabajo. La oficina hecha un lío. La alfombra manchada, sigo con mi trabajo como si nada hubiese pasado pero cargada de leche dentro de mí, el placer y tus ganas.

martes, 22 de junio de 2010

El Tendal del Deseo o el culo de la lavandera

Por D. Amanuense

El cuerpo de la mujer detenida frente al ventanal se muestra, en el juego de luces, mustio y desabrido, tal percepción me alienta a plantarme detrás de ella, la ausencia de deseo a acoplarme a su culo. La sorpresa la paraliza, esperanzado respiro animal su nuca, el rancio aroma de su piel me obliga a apartar la cara. En ese leve gesto vislumbro en el estremecimiento de la brisa la leve transparencia de unas bragas. Siento entonces el latido profundo de la polla respirando necesidad. Es su brutal forma de reclamar atención, de atarme a la furia de su naturaleza desatada. Busco apartarme, pero sé que estoy atrapado. Mi mano extraviada en el bolsillo la traba sin cuidado, con fuerza, como si en vez de controlarla quisiese estrangularla, quizás a ella también le inquiete ese respirar atropellado, esa rigidez brutal que la atenaza. Su esfuerzo se revela inútil, sólo consigue fortalecerla, la siento crecer desbordándola tomando posesión de ella y a través de ella de mi endeble anatomía.

No debí arriesgar, y en último extremo negarme a mirar ese espacio de apetito, pero ya está hecho. No es la mujer, lo sé, son las bragas, ha sido verlas y sentir su coletazo salvaje reclamándolas. Su angustia de pez atrapado me electriza de los pies a la cabeza. La mujer de espaldas lo presiente y busca apartarse estremecida. Rendido, me deje ir, aparto la mano y el diabólico ariete bate su furia contra la bragueta. Desabrocho atropellado los botones y el calzoncillo dibuja su morfología de boa hambrienta, mientras, sobre su cintura vencida emerge rutilante, como yunque incendiado, su cabeza. La mujer alcanza a ver el seco trazo de su sombra en el suelo. El miedo, más que el deseo la lleva a agarrarla intentando dominarla. En el forcejeo se traga sin esfuerzo su voluntad y con ella la tela de la bata, que se repliega hacia la cintura. Qué estoy haciendo, me pregunto, buscando poner cordura.

Y en ese preciso instante las bragas tiritan a la par que toman forma en las formas de mi apetitosa vecina, su culo potente y duro, el frondoso y abultado triángulo de su sexo, alzados ambos sobre la llamarada morena de sus magníficas piernas. Mis manos las recorren ávidas de placer, juguetean con el elástico de esas bragas de piel y deseo en el gastado algodón de las de la mujer. Le acaricio el culo, exprimo su coño, lo siente húmedo, aparto la felpa de las bragas y sin cuidado guío la polla hasta sentirla rasgar su húmeda seda. Gime, se retuerce, profundizo más, tanto que temo romperla, pero su coño parece hecho del mineral de mi polla, de roca, y en la dureza de esa voluntad los siento fundirse. Las embestidas se repiten y en cada una de ellas se hace patente el fuego de esas dos bestias disputándose el deseo, hasta dividirlo, lo siento entonces derramarse ardiente por mis piernas y sus nalgas, brillar en sus tobillos, a la par que cesa la leve brisa de la tarde y se desinfla la delicada seda de las bragas que caen mustias sobre la cuerda del tendedero.

Detengo jadeante las acometidas. Se dobla rendida la mujer sobre el alfeizar. Sólo la polla sigue latiendo. Lujuriosa golpea ahora el culo. Es insaciable, la vieja mujer nada sabe aún de su impiedad. Nada le digo, no hay ya disculpa, vuelve el asco pero a hora de la mano del vicio en el pulso de ese animal que nos domina.

lunes, 21 de junio de 2010

Sueños de sirena ardiente entre pulpos alienígenas salidos

Por Dª Orquídea

Hace unas semanas me dirigí a mi refugio del sur de la isla, una pequeña casita que fue de pescadores y que tuve la brillante de idea de rehabilitar para mí hace tiempo. Está situada junto al camino que bordea la costa y tengo una pequeña bahía a mis pies. El lugar es acogedor cuando sopla los alisios y en los meses veraniegos es un auténtico paraíso. Uno de mis grandes placeres consiste en bajar a la pequeña cala de madrugada y desnuda entregarme a los brazos de Neptuno. En las negras noches sin luna, el mar y el cielo se confunden en una inmensa negritud donde apenas las estrellas sirven de referencia cuando el cielo está limpio. Las quietas aguas te acarician el cuerpo como unas cálidas manos, mientras te dejas acunar dulcemente por las plácidas olas.

Una noche, mientras retozaba, sentí como si unas manos de algas me abrazaran por la cintura, y me arrastraran con ellas a las profundidades. Luché desesperadamente por desasirme, pero en unos segundos, me vi sumergida en el fondo. Inexplicablemente no tenía miedo, una intensa paz se apoderó de mi alma mientras perdía la noción del tiempo. Desperté en el seno de una gruta marina, una luz difusa iluminaba las paredes con una claridad espectral, no podía creerlo, pero allí estaba yo, respirando bajo las aguas como si de una sirena se tratara.

De repente, un cálido y viscoso abrazo, me rodeó por completo. Cada poro de mi cuerpo era lamido por mil amorosas lenguas, mis pechos se irguieron y los pezones florecieron como capullos de rosas. Sentí esa sensación arrebatadora enredarse por entre mis nalgas y ascender por los muslos buscando mi cueva más secreta. Desde la planta de los pies hasta los cabellos millones de ventosas microscópicas me besaban, el placer se hacía insoportable por momentos. Cuando creí no resistirlo más, me sentí penetrada por delante y por detrás a la vez, mis fuentes de goce hervían como geiseres, sentía gran placer con el pene en la vagina y con otra especie de miembro igual de duro y caliente introducido en mi culito hincándome a la vez. Al punto de perder el sentido, descendía la marea y así una y otra vez hasta que el cráter de mi sexo estalló como un volcán arrasándolo todo.

Amanecí en mi cama empapada, las sábanas con perfume de algas se arrastraban por los suelos mientras todo mi cuerpo temblaba de placer con tan solo el recuerdo. Respiré al saberme mujer como siempre y terminé por acariciarme para desahogar ese deseo que me embargaba por completo. Me proporcioné un orgasmo intensísimo que aún recuerdo con satisfacción.

domingo, 20 de junio de 2010

Rabiosa de deseo o todos los polvos quedan en casa

Por Dª Ilegalmente Rubia

Eran las 11 y no venía… yo estaba recién bañada, con ese vestido rojo que a él tanto le gusta, con medias bordadas sin estrenar, mis zapatos favoritos taco aguja, esa ropa interior roja que él me regaló… estaba ansiosa porque llegara, pero no venía, hacía una hora que lo esperaba.

Comencé a desvestirme enojada, ¿por qué tenía que perder el tiempo arreglándome para tener que soportar terrible desprecio de su parte? Una vez desnuda observé mi cuerpo, busqué en mi dormitorio crema y comencé a acariciarme untándome esa crema con olor a rosas, que suave que estaba mi piel… mientras me acariciaba las piernas recordaba sus caricias, él me acaricia suave y luego me besa, las piernas las rodillas, y yo me abro de piernas y me sigo acariciando recordando cómo va subiendo despacito hasta tener sus labios en los labios de mi vagina, y pasa su luenga lentamente mientras yo paso mi dedo, con mi otra mano toco mi pezón que muere por su lengua, introduzco el dedo en mi vagina deseosa de su lengua, extrañando el peso de su cuerpo sobre mis piernas, y me penetro con mis dedos con la viva imagen en mi mente de su cuerpo penetrándome, llego al orgasmo llenando de flujo el cobertor de mi cama.

¿Por qué no llega? Son once y media y yo estoy necesitada, mis dedos no son suficientes, quiero su miembro entre mis manos, en mi boca, en mi… y vuelvo a excitarme tanto que introduzco otro vez mi dedo, pero apenas lo siento en mis adentro escucho los golpes de la puerta. Salgo corriendo así desnuda, excitada, emocionada. Abro y lo veo. No lo pensé, lo sujeté con fuerza del brazo y lo hice entrar.

Lo empujé al sillón, quedo sentado y de pie inclinándome hacia él le desprendí la camisa, mirándome a los ojos tocó mis senos uno con cada mano, yo gemía de placer, mordí el lóbulo de su oreja, él besó mi cuello, le desprendí el pantalón, metí mis manos dentro de su ropa interior y agarré fuerte su miembro tan grande y duro que me lo quería comer a besos, pero él me besó los senos y no pude frenarlo, quería que no dejara de hacerlo amaba el ritmo de su lengua en mi pezón, yo acariciaba mi pelo y ya lo quería sentir penetrándome pero no quería que parara de besarme, yo gemía, él respiraba tan fuerte… no aguanté más y lo alejé de mis senos para inclinarme y meter todo su miembro en mi boca, que rico se sentía saladito en la punta, bien duro en la base, lo metí lo más profundo que pude y me alejó rápidamente sujetándome enseguida fuerte de la cintura para sentarme metiéndola toda, apenas la sentí dentro grité de placer, no pude callarme y comencé a moverme rápido y fuerte, hacia arriba apenitas, como saltando, clavándomela toda una y otra vez hasta sentir que dentro mío su miembro vibraba, lo sentí que estaba acabando bien adentro de mí y me quedé quieta abrazándolo alrededor de su cuello con mi frente apoyada en su pecho.

Luego lo miré a los ojos y le dije con mi boca muy cerca de la suya cuanto lo deseaba desde que lo conocí, todas las veces que soñé con su boca, y nunca pensé poder tenerla, porque él es el marido de mi hermana. Al decir la palabra marido recordé al mío, salí corriendo a mi dormitorio a buscar mi ropa y no terminé de vestirme cuando golpearon la puerta y escuché a mi cuñado abrirla.

sábado, 19 de junio de 2010

El hombre de caramelo o el rico chuperreteo

Por D. Sergio

Ignoro completamente por que en la fábrica de caramelos, decidieron darme esa forma humana. Solo me acuerdo del dolor que me produjo la amputación de uno de mis bracitos, mi dueña, la compradora, me pasaba la lengua distraídamente por todo el cuerpo, los brazos, la cabeza, los pies, yo me concentraba y extraía de mis entrañas el sabor a fresa, con todas mis buenas intenciones, que son las que caracterizan a un buen caramelo.

De repente se hinchó un pequeño bulto entre mis pequeñas piernas, aquella lengua deliciosa lo notó, e inundó de saliva toda la boca de modo que yo flotaba a la deriva en aquel fluido azucarado, pero esa protuberancia de caramelo se hinchaba más y más, aquella lengua se iba volviendo loca pasando por encima, zarandeándome de lado a lado, hasta que me di un golpe fatídico contra los dientes y se me quebró un bracito ya debilitado.


El bracito se deshizo en pocos minutos, fundiéndose en aquel líquido de fresa intensa.Luego me dejaron encima de la mesa de mármol de una cafetería, desnudo, lleno de babas y fresa, sintiendo escalofríos hasta que al secarse la película viscosa que me envolvía, se transformó en caramelo pegajoso, de modo que quedé enganchado.Un periódico encima de mi y las prisas de ir a no se donde, total que se olvidaron de mi, ahora estoy pegado a una mesa de mármol superfrío, y con mi único brazo no puedo despegarme.

Busco angustiosamente a mi dueña, solo se que ella mide 50 veces más que yo y su lengua sabe a fresa, pero por favor me gustaría que no comprase otro caramelo, que me fuese fiel, tampoco me seduce la idea de que me coma un niño, allá en la fábrica dicen que los niños y los hombres muerden a los caramelos, triturándolos, no tienen la paciencia necesaria, para deshacerse a lengüetazos.

Si alguien la ve, por favor, que se ponga en contacto conmigo y me ponga un comentario con su localización.He sido perdido tontamente ..... me olvidaron, quizás no hice bien mi trabajo de caramelo, he sido lamido y olvidado y me siento muy triste. Se ofrece una buena recompensa en azúcar y sabores, a quién me ofrezca pistas reales, más que nada es por el valor sentimental, no creo que pueda substituir a esa lengua, los hombres caramelo, también tenemos nuestras preferencias para ser comidos y nos gusta ser devorado siempre por la misma lengua.

viernes, 18 de junio de 2010

Pecado total, o el cura rijoso de Miami

Por Dª Stella Maris Pérez Romero

Siempre tuve la fantasía de saber como sería hacer el amor con un sacerdote.
A pocas cuadras de mi departamento había una parroquia a la que asistía cada domingo, para oír misa. El sacerdote, un hombre muy joven, había venido hacia poco tiempo a cubrir el lugar del anterior, pues este lo había tenido que dejar por su frágil estado de salud.

Una tarde, después de misa, me dirigí a la sacristía para hablar con él. No puedo explicar lo que experimenté cuando estuve frente a frente. Era tan joven y con unos ojos oscuros penetrantes, que eran una caricia para el alma. Imaginaba mil formas de tenerlo, pero debía ser muy cauta. Durante mucho tiempo, después de misa hablaba con él, se había creado una corriente de amistad y confianza muy grande.

Un domingo, como siempre lo hacíamos, nos pusimos a hablar .Yo estaba un tanto triste y llorosa, y él me preguntó que me pasaba. Mi sensibilidad era tan grande que rompí en llanto. Trató de consolarme, me abrazo, me hizo sentar en un sillón y se sentó a mi lado con la sana intención de saber que me sucedía. Estábamos los dos solos, pues la persona que lo asistía ya se había ido. Fue entonces, cuando no se como, ni de manera, comenzamos a besarnos.

Me tiro suavemente sobre ese sillón; desabrochó mi blusa y comenzó a besar mis relieves turgentes deseosos de sentir el calor de su boca. Le quité el cuello clerical y desabroché su camisa, quedando al descubierto su torso velludo y hermoso. Sentía su respiración agitada y los latidos de su corazón parecían un concierto de tambores. Comencé a lamerlo, sentía como su cuerpo se humedecía, mientras yo me iba encendiendo cada vez más. Con mis labios dibujé su torso hasta llegar al cinto, lo desabroché al igual que sus pantalones; se los quité suavemente y subí con la gracia de un felino hasta llegar al elástico de su slip. Lo tomé con los dientes y comencé a bajárselos suave y delicadamente, hasta quedar su masculinidad al descubierto, tan firme, potente e increíblemente grande.

Era un bello sable, que con su punta húmeda se hacía más deseable. Lo lamí con placer y dulzura, saboreando su savia. En un momento, retiró mi cara, me llevó hacia él y me beso profunda y apasionadamente .Yo sentía que me quitaba la respiración. Comenzó a recorrer todo mi cuerpo con sus manos y su boca, para detenerse en mi húmedo portal y se bebió todo el néctar que manaba de el; mientras su inquieta lengua hacía que se sucedieran mis explosiones. Después con la misma ternura, suavidad y dulzura entró en mi portal para hacerme vibrar como jamás nadie lo había logrado. Al mismo tiempo lamía mis hermosas montañas, para finalmente ser yo la que cabalgara en tan bello corcel, hasta sentirlo gritar en medio de un río de lava caliente, que quemaba mis entrañas haciéndome romper en llanto por el placer provocado.